Los controles de peso y dietas son una tarea muy delicada, llena de miles de detalles en los que a veces puede resultar frustrante tanto para un paciente con obesidad, como para su médico o nutricionista. Para ello existen intervenciones quirúrgicas que muchos consideran extremistas, como la reducción de estómago. Pero para algunas personas el no tomar esta salida puede resultar tarde a la hora de generar un cambio de salud satisfactorio en sus vidas.
Bien es cierto que si los beneficios de una dieta no ofrecen resultados instantáneos, todo dependerá del paciente. Pero en muchos casos no llegan ni siquiera a resultar, es allí cuando la reducción de estomago guarda una inmejorable solución para poder reforzar ese proceso de cambio de vida en busca del bienestar. La persona al registrar un IMC superior a 34,9 se considera obesidad grave o mórbida y puede ser candidata a esta intervención quirúrgica.
Esta intervención está prescrita solo para personas entre los 18 y 60 años de edad, tomando en cuenta algunos índices de su salud general y después de muchos exámenes. Entre esos se analiza el por qué no pierde peso con las dietas e indicaciones y se analiza su masa corporal. De no realizar este tipo de intervención puede resultar más riesgoso, pues su salud juega peligro. Por ejemplo, una persona con un IMC por encima de 36 o padece de enfermedades cardiacas o diabetes tipo 2; o apnea del sueño, lesiones articulares, patologías de hígado, es necesario considerar la cirugía de reducción de estomago con celeridad.
La reducción del estomago puede producirse en cuatro tipos de intervenciones quirúrgicas, conocidas como bypass-gástrico, banda gástrica, balón gástrico y gastrectomía vertical. El procedimiento más popular es la división del estomago con grapas, donde la parte superior será la más grande y donde se almacene los alimentos ingeridos, teniendo una capacidad de aproximadamente 28 gramos, luego se expenderá poco a poco. Esta bolsa se reconectará con el intestino delgado llevando a producir en la persona una sensación de llenura, que le impedirá consumir grandes cantidades de comida.
Más beneficios que riesgos
Si bien toda operación o intervención quirúrgica tiene su riesgo, es necesario que el paciente reconozca sus pros y contras. Haciendo especialmente hincapié en las consecuencias positivas que esto trae a su salud, para que la reducción de estomago tenga éxito en su evolución y aceptación por parte del paciente. Pero lo principal es que este reconozca que debe cambiar los hábitos de alimentación, aunque al reducir el estomago lo internalizara mejor y se verá reflejado de manera rápida y efectiva.
El control y seguimiento médico es muy importante para que la reducción de estomago llegue a brindar los resultados esperados. Un control dietético no debe abandonarse, ni asumir que con ingestas mucho más pequeñas se recupere un estado óptimo de salud. El paciente debe comprometerse junto a su equipo médico a aprender a comer y a mantener una vida sana, para que luego la intervención haga su trabajo de manera independiente.