La evidencia científica demuestra que el sobrepeso y la obesidad reducen las posibilidades de que una mujer puede concebir y, en caso de embarazo, es un factor de riesgo. Según un estudio de la Escuela de Salud Pública de Harvard, la infertilidad es tres veces más alta en mujeres que padecen obesidad y, además, disminuye el éxito del tratamiento para la fertilidad. El sobrepeso también afecta a la fertilidad del hombre puesto que la calidad del esperma se reduce.
La obesidad está directamente relacionada con otras enfermedades como diabetes, hipertensión, artritis, cardiopatías y cáncer, entre otras, así como con problemas severos de fertilidad.
Obesidad y embarazo: ¿cuáles son los riesgos para la madre?
Las mujeres obesas tienen tres veces más probabilidades de sufrir complicaciones graves durante el embarazo que aquellas tienen un IMC normal. Suelen presentar alteraciones menstruales con patrón anovulatorio, es decir, sin producción de óvulos. En caso de producirlos, se ha demostrado que son de peor calidad y por tanto en muchos casos la fecundación no es posible. En caso de lograr quedarse embarazadas, padecen embarazos de riesgo con hipertensión, diabetes gestacional, trombosis de placenta, parto prematuro, etc.
En embarazos de mujeres obesas destacan varios riesgos de complicaciones:
- El riesgo de diabetes gestacional se multiplica por 5.
- El riesgo de hipertensión se multiplica por 8.
- 1 de cada 5 casos de preeclampsia (una complicación clínica grave vinculada a la hipertensión y a la presencia de proteínas en la orina) está relacionada con la obesidad.
- Presentan tasas aumentadas de aborto. Tienen más probabilidades de abortar en los tres primeros meses de gestación. El riesgo es muy alto cuando el IMC es superior a 25.
- El parto por cesárea, programada o de emergencia, es 1,8 veces mayor. Esto puede explicarse por la macrosomía del feto (peso al nacer superior a 4 kg) o por la dilatación a menudo insuficiente del cuello uterino, ya que los músculos están más relajados en una mujer embarazada con sobrepeso.
- También hay más fallos a la hora de suministrar la epidural, durante el parto. En las mujeres embarazadas obesas, puede ser difícil identificar las vértebras debido al exceso de grasa.
- En las personas obesas la circulación de la sangre puede verse frenada por una mayor concentración de grasa en la sangre. Esto hace que los eventos tromboembólicos como la flebitis sean más frecuentes durante el embarazo.
- En los años posteriores al embarazo, las mujeres obesas tienen más probabilidades de desarrollar a enfermedades como la diabetes de tipo 2, enfermedades cardiovasculares o enfermedades neurodegenerativas como la enfermedad de Alzheimer.
La obesidad como factor de riesgo en el embarazo: ¿Cuáles son los riesgos para el bebé?
El sobrepeso durante el embarazo no sólo tiene una serie de consecuencias negativas que pueden llegar a ser graves para la madre, también puede provocar complicaciones para el feto.
- La macrosomía fetal está asociada con el sobrepeso materno.
- El riesgo prematuridad e incluso el de muerte en el útero se multiplican por 2 o incluso por 3 porque la placenta no funciona correctamente y no proporciona suficiente alimento y oxígeno al feto para que este pueda desarrollarse adecuadamente.
- Los niños de madres obesas o con sobrepeso tienen un mayor riesgo de desarrollar malformaciones congénitas de los órganos genitales o de los sistemas digestivo y nervioso. Esto puede explicarse por anormalidades preexistentes desconocidas al principio del embarazo, como la diabetes.
- El bebé también puede experimentar complicaciones durante el parto, como la distocia de hombros (deformación del hombro cuando el bebé es demasiado grande y no puede salir). No obstante, en este caso, hay que tener en cuenta que el traumatismo obstétrico puede prevenirse con una cesárea.
- Finalmente un alto IMC materno tiene un verdadero impacto genético en el feto. Es responsable del sobredesarrollo de la grasa en el niño, lo que más tarde puede conducir al sobrepeso o la obesidad.
Obesidad y embarazo, ¿Cómo actuar?
Como hemos visto, la obesidad es un factor de riesgo durante el embarazo, tanto para la madre como para el feto y puede llegar a tener consecuencias negativas para una y otro incluso más allá de la gestación. Por ello, la recomendación médica es, en muchos casos, resolver el problema de sobrepeso antes del embarazo. Es recomendable hacerlo con un IMC a partir de 25 (Sobrepeso) y, en cualquier caso, siempre el IMC de la madre la sitúe en alguno de los 3 estadios de Obesidad. En estos casos, antes de plantearse un embarazo la futura madre debería someterse a una cirugía bariátrica que resolviera sus problemas de peso de manera definitiva. En casos normales, la paciente podría plantearse el embarazo al año de haberse sometido a la reducción de estómago.
¿Cómo se pueden prevenir las complicaciones relacionadas con el sobrepeso en las mujeres embarazadas?
En los casos en los que el exceso de peso no llegue a Obesidad (IMC de 30 o superior) se podría plantear un embarazo, aunque siendo consciente de los riesgos.
Hay que tener en cuenta que las mujeres que tienen sobrepeso antes del embarazo duplican el riesgo de un aumento excesivo de peso durante el embarazo. Las recomendaciones sobre el aumento de peso durante el embarazo no están definidas con precisión, pero es evidente que no se puede iniciar una dieta durante el embarazo. A menudo oímos que durante el embarazo una mujer debe ganar entre 9 y 12 kg. De hecho, al final del embarazo, el peso se divide entre el peso del bebé (entre 3 y 4 kg) y el peso de la unidad fetoplacentaria y las glándulas mamarias (unos 6,5 kg)». En 2010, el Instituto Americano de Medicina estableció objetivos de aumento de peso en relación con el IMC previo al embarazo:
- Entre 12 y 17 kg para un peso inferior al normal.
- Entre 7 y 12 kg para un IMC normal.
- Entre 7 y 9 kg para un sobrepeso.
- Entre 5 y 7 kg para la obesidad.
Estilo de vida y dieta saludables, claves en el embarazo con sobrepeso
En promedio, una mujer embarazada con sobrepeso debe consumir al menos 1500 calorías/día para que el bebé se desarrolle adecuadamente. El control nutricional sigue siendo la clave para un embarazo armonioso y sin complicaciones. La reestructuración de la dieta es esencial y el embarazo de una mujer con sobrepeso requiere un control serio en ese sentido. Es aconsejable:
- Evitar las comidas fritas (patatas fritas, rebozados, tempuras, etc.).
- Desterrar los productos con azúcares refinados como los pasteles (incluso los hechos en casa), los zumos de fruta, los refrescos, así como los panes blancos y los cereales para el desayuno. Son siempre preferir los azúcares naturalmente presentes y las harinas integrales.
- Limitar la cafeína (té, café) a un máximo de 2 a 3 tazas por día, sin azúcar ni aspartamo.
Es importante comer 3 comidas diarias y 2 refrigerios para evitar la hipoglucemia y reducir el riesgo de resistencia a la insulina. Cada una de las 3 comidas debe estar compuesta por una proteína animal (carne, pescado, huevo o productos lácteos) o vegetal (lentejas, judías…), verduras crudas y cocidas al vapor, una porción cocida de 150g de alimentos con almidón o legumbres y una cucharada de aceite vegetal frío (oliva, sésamo, lino…).
Por último, la actividad física diaria como caminar, nadar o el yoga prenatal ayuda a regular el peso y la producción de insulina.