Tras haber sido sometidos a una operación de reducción de estómago, deberemos ponernos en manos de nuestro especialista, el cual nos recomendará la dieta a seguir durante las semanas posteriores. Es nuestra obligación adoptar unos hábitos de vida y alimenticios saludables para que la cirugía bariátrica sea efectiva.
Una operación de reducción de estómago requiere de una preparación física y psicológica del paciente, la cual incluirá también una dieta específica. No obstante, el postoperatorio del bypass gástrico nos impondrá ciertos límites a la hora de comer durante los primeros meses. Una vez transcurrido ese tiempo, no podremos volver a los hábitos alimenticios abusivos que teníamos anteriormente y que nos derivaron en problemas cardiovasculares o en casos de obesidad o sobrepeso. Todo pasa por seguir las orientaciones de nuestro médico y por demostrar una gran fuerza de voluntad a la hora de establecernos una dieta estricta.
Los primeros 2-3 días, la dieta estará constituida exclusivamente por líquidos. Durante el primer mes se seguirá una dieta a base de alimentos líquidos o triturados con el objetivo de que el estómago se fuese recuperando paulatinamente tras la operación de reducción de estómago. Se recomienda tomar cremas vegetales, sopas que combinen carne y pollo licuado, purés de patata y compotas de frutas, consiguiendo así obtener todos los nutrientes necesarios para nuestro organismo. Es evidente que al haber sido sometidos a una operación de reducción de estómago, percibiremos la sensación de saciedad más pronto, por lo que podremos comprobar que ahora ingeriremos una cuarta parte de lo que comíamos antes.
Una vez pasado el primer mes tras la operación de reducción de estómago, la dieta de los 60 días posteriores deberá consistir en alimentos blandos (carnes troceadas, huevo, quesos bajos en calorías, pescados, etc.) que pudiesen ser digeridos fácilmente por nuestro estómago. Transcurrido este período, y tras autorización de nuestro especialista, podremos incorporar nuevos alimentos sólidos a nuestra dieta (granos, cereales, frutos secos, etc.).
Nuestros hábitos tras la operación de reducción de estómago deben cambiar drásticamente, de tal modo que en lugar de realizar 3 comidas principales y abundantes hiciésemos 5 comidas diarias basadas en proporciones más pequeñas. Los alimentos que no podrán faltar en nuestra dieta saludable serán la proteína magra (pescado, pollo, pavo y carnes rojas sin grasa), así como las frutas y las verduras. No obstante, será vital prevenir tanto los alimentos ricos en azúcares, hidratos y gases como el consumo de alcohol y otras bebidas estimulantes. Es importante evitar la toma de líquidos durante las comidas, ya que de este modo el estómago se llenaría antes y nos saciaríamos demasiado pronto. Por todo ello, será recomendable ir equipados con una botellita de agua durante los primeros meses, así como hidratarnos con otro tipo de líquidos (caldos desgrasados, infusiones, zumos no azucarados y bebidas isotónicas).
Todo paciente que haya sido sometido a una operación de reducción de estómago deberá realizarse análisis periódicos para detectar posibles deficiencias de vitaminas y minerales (hierro, vitamina B12, Calcio, Vitamina D, etc.). Además, será recomendable no acostarse hasta no transcurridas 2 horas desde la última comida, evitando así el riesgo de que la comida subiese a la boca y nos generase náuseas.
Otras de las consecuencias de la operación de reducción de estómago sería la aparición del estreñimiento. En estos casos, sería conveniente introducir una mayor presencia de fibra (frutas, yogures y verduras) en la dieta. De igual modo, será recomendable practicar regularmente ejercicio para que nunca careciésemos de movimiento intestinal. ¡No hay que alarmarse. La solución pasa por poner siempre de nuestra parte y obedecer los consejos de nuestro médico!