Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), más de 41 millones de niños menores de cinco años padecían sobrepeso u obesidad en el mundo en 2016.
La prevalencia de esta enfermedad, tanto en niños como en adolescentes, está incrementándose y por este motivo la prevención se ha convertido en un factor clave para detener esta patología.
Hábitos de alimentación saludables. Es necesario instaurar hábitos alimentarios adecuados desde la infancia. Escuela, familia y entorno social deben ir coordinados en este sentido. Las rutinas de alimentación saludables tienen consecuencias positivas, tanto en el ámbito biológico como conductual.
Ejercicio físico. Según la OMS, el 81% de los adolescentes no alcanza los 60 minutos de actividad física diaria recomendados. Es necesario fomentar la actividad física desde la infancia, así como reducir el sedentarismo en niños y adolescentes. El ejercicio cuenta que numerosos beneficios como la reducción del riesgo de padecer diabetes, enfermedades cardiovasculares y cáncer, así como la mejora en el aprendizaje, la salud mental y del bienestar