Una alimentación sana y equilibrada es la base para que nuestro organismo funcione de manera óptima. La falta o el exceso de nutrientes está relacionada con la aparición de diferentes enfermedades y problemas de salud como el sobrepeso, enfermedades del sistema nervioso y cardiovascular, anemias, problemas musculares, entre otros. Por lo tanto, llevar a cabo una dieta adecuada es de vital importancia para gozar de una buena salud y calidad de vida.
La base de una alimentación saludable son los cereales integrales, las frutas, las verduras, las hortalizas y los lácteos, preferiblemente bajos en grasa o desnatados. Se recomienda comer cinco raciones diarias, por ejemplo tres piezas de fruta y dos raciones de verdura. El pescado blanco y la carne blanca (aves) son ideales para acompañar nuestros comidas diarias por su bajo contenido en grasas y carbohidratos, y por su elevado índice proteico, entre otros beneficios para la salud. Es necesario incorporar de forma moderada en nuestra ingesta, alimentos que contengan ácidos grasos esenciales tales como aceite de oliva, pescado azul, carne, huevos y frutos secos. Evitaremos dulces, refrescos y alimentos procesados en general, por su alto contenido en grasas saturadas y aporte calórico.
Y no olvide beber entre 1 y 2 litros de agua diarios, no abusar de la sal y hacer deporte, complemento ideal de una dieta saludable.