En la lucha contra la obesidad no todo está perdido. El método POSE se ha confirmado como la técnica más precisa para perder esos kilos que parecen imposibles pero, ¿cómo mantenerse después de esta cirugía? ¿qué comer tras el método POSE? No se tiene porqué pasar hambre.
Según diferentes estudios, la cirugía que tiene como objetivo la reducción de estómago sin incisiones también conocida como método POSE puede ayudar a perder hasta 25 y 30 kilos en los pacientes con obesidad. Ayudándoles a una mejora física sin precedentes, pero sobre todo en términos de salud aportándoles una mejor calidad de vida. Las preocupaciones de los pacientes que se someten a esta cirugía son muchas, traducidas en multitud de dudas fruto del desconocimiento que tienen sobre el método pero hay una importante que cabe la pena aclarar, ¿qué comer tras el método POSE?
En apenas 40 minutos, bajo anestesia general y mediante una reducción de estómago sin incisiones realizada por vía oral mediante una simple endoscopia, el paciente puede llegar a perder esos kilos que ni le favorecen ni le convienen. Eso sí, tras la intervención no cabe la pena bajar la guardia y aunque éste nunca volverá a coger esos kilos que tenía, es mejor siempre controlar lo que se come. El primer paso y como no podía ser de otra manera por exigencias de la misma intervención, es disponer las primeras semanas de una dieta blanda. Comer tras el método POSE no debe porque significar un sufrimiento para los pacientes. No tienen porqué pasar hambre ni porqué sacrificar las cinco comidas al día. Se trata de reeducar los hábitos alimenticios y apostar por hacer aún más visibles esos resultados que, ipso facto, se empiezan a notar en el cuerpo.
El método POSE tiene como generar una sensación de saciedad constante para que el paciente se sienta satisfecho ingiriendo una pequeña cantidad de alimentos. Tras el método POSE, se debe comer una dieta consistente en la ingesta de líquidos claros, durante unos 3 días aproximadamente. A continuación se debe seguir una dieta líquida completa, baja en grasa y con alto contenido en proteínas durante al menos entre 2 y 4 semanas. Tras el primer mes, el paciente volverá a ir incorporando a su menú diario ciertos alimentos que creía desterrados. Una dieta blanda con alimentos ricos en proteínas y de fácil asimilación por parte del estómago como huevos, quesos bajos en calorías, carnes magras de pollo o pescados. Eso sí, deben ser alimentos triturados para evitar digestiones pesadas u obstrucciones. Ya desde el segundo mes tras la cirugía por el método POSE, el paciente podrá ir incorporando con cierta preocupación platos algo más pesados pero que irá asumiendo poco a poco con el paso del tiempo. Hay que recordar que dicho método ha realizado una serie de pliegues en el fundus gástrico para modificar el tamaño del estómago y reducir su capacidad por lo que las cantidades de comidas nunca volverán a ser como las anteriores a la intervención.