Muchos estudios demuestran que la práctica regular de ejercicio incide en el bienestar físico, mental y social de las personas. Sus beneficios, adaptados a las necesidades de cada uno, serán siempre superiores a los inconvenientes que podamos encontrar. Así pues, ¡pongámonos en marcha!. Intenta hacer ejercicio tres veces a la semana. Y ten en cuenta que cualquier medida que implique un aumento en la actividad física es aconsejable: prescindir del ascensor, ir andando o en bicicleta al trabajo, pasear en los ratos de ocio, entre otros.
Otro pilar básico a la hora de combatir esta astenia otoñal es llevar una dieta equilibrada y variada. Conviene aumentar la presencia de cereales, legumbres, frutas y verduras de temporada, es decir, aumentar con medida, el consumo de hidratos de carbono y por otro lado reducir el consumo de grasas. Intenta consumir productos integrales, ricos en fibra y vitaminas del grupo B; aumentar el consumo de ácidos grasos como los Omega 3 que se encuentran mayoritariamente en los pescados azules y consumir alimentos probióticos para reforzar el sistema inmunológico. Y sobre todo evita los llamados azúcares rápidos: pastas, grasas saturadas, fritos o salsas.
Y por último recuerda que dormir es reparador y es conveniente hacerlo al menos 8 horas al día. Mientras se duerme el cerebro consolida las memorias y regula el estado del humor, disminuyendo la agresividad y la ansiedad.